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Archive for 26 de agosto de 2008

Recordamos que cada una había tenido distintos chicos en su vida, y de los galanes que alguna vez existieron, unos eran más recordados que otros…. y no precisamente por haber batido el récord amoroso de hacer que nuestro corazón lata más veces por minuto, sino por diferentes peculiaridades, no siempre agradables al gusto, tacto, vista, oído u olfato.

Uno resultó ganador en el historial de V, y a pesar de no haber estado entre mis galanes anteriores, las dos acordamos en que él sería “El más recordado”. Se trataba de un chico bueno, culto, interesante, cariñoso, inteligente, que no tenía la anatomía ni fisionomía de Brad Pitt, pero era socialmente aceptable, además de ser un caballero y cague de risa. Aparentemente PERFECTO.

Salir con el Sr. Perfecto hubiera sido completamente perfecto si no fuera por un detallito. Un detallito vanal, pero indiscutiblemente necesario para que surja un romance: El Sr. Perfecto era un pésimo besador.

Ante esta afirmación habrá quienes piensen que soy- o mejor dicho, somos- superficiales, que se puede amoldar los labios succionadores de nuestro besucón a nuestra delicada forma de besar, que con práctica y perseverancia se logra el éxito. Error, craso error.

La sensación de estar con un mal besador puede resultar similar a la película Alexander. Se esperó el estreno con gran expectativa: Collin Farrell, Angelina Jolie, Anthony Hopkins, bajo la dirección de Oliver Stone, ambiente épico, la vida de un rey, impresionante estratega y gran conquistador, pero al final resultó- a mi parecer- un bodrio.

V salió varias veces con el chico en cuestión. Cada palabra, cada gesto, cada detalle del caballero le resultaban irresistibles. Quería que el primer beso llegue ya. No podía esperar más, necesitaba sentir el roce de sus labios…

Se miraron a los ojos con deseo, él bajó la mirada centrándose en su boca, ella humedece sus labios ligeramente y él… ¡ataca!

Por la forma en que describió el tan ansiado primer beso, no sólo pude darme cuenta de que fue bastante alejado de lo soñado, sino que además imaginé la boca del susodicho moverse cual desatorardor de water. Definitivamente los apasionados besos del cine de los 50, no fueron un modelo a seguir en dicha ocasión.

Demás está decir que bastó con eso para que todas las sensaciones erizantes que provocaba en ella el besucón, se disiparan en una. No lo choteó abiertamente, pero sí prometió no volverlo a besar.

Es obvio que nadie se atreve a decirle a la persona con quien comparte un beso, que es un mal besador; y si hubiera alguien lo suficientemente honesto, es muy probable que se gane la antipatía y odio del criticado.

Entonces…¿ hay manera de saber si somos buenos besando?, ¿cómo sabemos que la otra persona disfruta del intercambio salival que le ofrecemos? 

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